BMW Serie 8

El interior ofrece unos niveles de calidad correctos, no extremadamente lujosos, pero sí satisfactorios para lo que cabe esperar en un coche de este tipo. Como en muchos modelos actuales, dispone de instrumentación virtual y la habitual pantalla situada en el centro del salpicadero. La digitalización, en este sentido, no es extrema.

A diferencia de modelos anteriores de BMW, el Serie 8 ofrece una disposición diferente de algunos mandos. En este apartado, no es uno de los modelos más cómodos e intuitivos de manejar.

Todos los asientos ofrecen una muy buena calidad de construcción y de materiales. No obstante, los delanteros, que ofrecen buena sujeción en el respaldo, podían ser mejores por banqueta. Las plazas posteriores únicamente son recomendables para utilizarlas en caso de emergencia. El maletero es satisfactorio en cuanto a capacidad se refiere.

Inicialmente, la gama de motores es sencilla; hay un diésel de 320 CV y un gasolina de 530 CV, ambos asociados a un sistema de tracción integral. Si el consumo no es una prioridad, la opción de gasolina es mucho más recomendable. Adicionalmente, hay una versión de altas prestaciones con 625 CV, también de tracción total.

Dinámicamente hablando, es un coche muy equilibrado que intenta contentar a todo el mundo. Probablemente, sea satisfactorio en la mayoría de los casos, pues está a un buen nivel cuando se quiere practicar una conducción deportiva, y no resulta incómodo en ningún caso.

En cuanto a equipamiento se refiere, este modelo dispone de una suspensión activa, cuatro ruedas directrices, Head-Up Display, regulador activo de velocidad con asistente en los atascos, frenada automática en ciudad, faros láser y alerta de tráfico trasero cruzado.

Intervalo de precios: desde 101.900 euros hasta 191.900 euros.